Hace aproximadamente un año fue que tuve conocimiento del proyecto "La educación prohibida", que desde ya unos pocos años antes se había echado a andar. En el momento me pareció un trabajo muy interesante, si se planteaba la crítica que desde hace muchos años se le viene haciendo a la escuela, como la institución socialmente encomendada para la educación y modelación de los estudiantes, futuros ciudadanos de una localidad. Más aún, dado que es un proyecto donde se recogen las voces y visiones de distintos países en Latinoamérica, me pareció que "La educación prohibida" podría representar un trampolín que impulsara un movimiento de reforma o revolución educativa en las escuelas a nivel regional.
Muchas veces nos suele ocurrir que ponemos demasiadas expectativas en las ideas alternativas, diferentes, que además llevan en el título, palabras tan retadoras, como la combinación "prohibida - educación", pero más allá de esas expectativas, quiero compartir lo que personalmente encontré en La educación prohibida y eso fue, un propósito para disparar emociones y reflexiones internas. Porque aunque uno no se dedique a los temas educativos en la vida adulta, sí ha estado en las aulas escolares por al menos 12 años de su vida, no cualquier cosa, si consideramos que los años más importantes para la formación de la identidad, la personalidad y el desarrollo de capacidades cognitivas, es justamente en los primeros años de la vida de un sujeto. Igualmente podemos ser padres o al menos pretender serlo en un futuro no muy lejano, lo que nos llevaría a plantearnos el tipo de educación que queremos para nuestros hijos. Como quiera que sea, casi todos tenemos una referencia muy significativa de nuestras vidas que está relacionada con nuestro paso por la escuela y esta referencia representa un punto desde el cual sentimos "algo" al ver La educación prohibida, que nos llevará a producir reflexiones y cuestionamientos sobre la influencia que la escuela tuvo o no en quienes somos ahora, como adultos ciudadanos, pero sobre todo nos orientará a pensar ¿Qué podemos hacer para que los niños de hoy sean los dínamos que movilicen la transformación de la sociedad y la cultura, con o a pesar de las escuelas?
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